domingo, 18 de noviembre de 2012

Las banderas del justicialismo


Las banderas del justicialismo. 


“Recuerden el viejo consejo de Martín Fierro cuando dice: “Los
hermanos sean unidos porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera". Deseo agradecer todas estas infinitas bondades con que ustedes hacen florecer las ilusiones de los hombres, con que ustedes llenan mi alma de esta felicidad que solamente se alcanza con las obras de bien y jamás puede ambicionarse con las obras del mal. Quiero una vez más agradecer esta infinita bondad con que ustedes premian nuestros últimos años y con que ustedes hacen de la felicidad un objetivo alcanzable para los hombres que con lealtad y sinceridad estamos empeñados en hacer surgir una nueva Argentina, en la que seamos justos los unos con los otros, para afirmar en el frontispicio de entrada de esta tierra los tres postulados peronistas, por los que lucharemos con todas
nuestras fuerzas, vale decir: hacer de esta tierra una Patria socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana. 







He dicho muchas veces que ésta es una lucha larga y tensa. Todavía
no hemos terminado esa lucha; no debemos alejar las armas de la mano hasta haber consolidado la victoria que hasta hoy hemos obtenido. El enemigo no duerme; el enemigo hace como nosotros vigilia de armas. Es necesario tener a mano esas armas para combatir la calumnia, la insidia y la mentira, que son las armas de nuestros enemigos. Para luchar contra esas armas, nosotros tenemos una infalible, que es la verdad. Cuando se posee la verdad, es suficiente mostrarla, sin necesidad de ser orador ni de ser filósofo. La verdad es siempre tan esplendentemente clara, que basta la posición para convencer, para persuadir y para derrotar a los osados que niegan la verdad. “ 




 “Yo no quiero terminar esta amable comida sin decir unas pocas
palabras. Quiero saludados a ustedes en esta casa y en este magnífico Día de la Juventud. Nosotros, que estamos lejos de la juventud, y que día a día nos vamos alejando de ella mediante esa proyección del tiempo, vamos apreciando lo que es la juventud para nosotros y lo que es la juventud para el país. Lo que es la juventud para cada uno de nosotros tiene poca importancia en la proyección del tiempo: se refiere sólo a nuestra vida, a la vida
del hombre, que es poco frente a la vida del pueblo y a la vida de la humanidad.
Sin embargo, en estos días, en que el mundo vuelve los ojos hacia los hombres jóvenes, en que la humanidad pone su esperanza en la juventud, ésta tiene importancia mayor que la que haya podido tener en otras épocas de la historia.



 Ustedes, chicos, chicas, jóvenes de ambos sexos, apreciarán quizá
con el tiempo estas palabras, dictadas por una larga experiencia vivida y por una inmensa esperanza para el porvenir.
Pero lo que sí deben ustedes saber, lo que no deben ignorar y deberán rememorar todos los años, en este día que la Patria dedica a la juventud, es que el futuro pertenece a cada uno de ustedes, como pertenece también a nuestra Patria.
Recuerden siempre estas palabras, dictadas por la sabiduría que da la vejez, que dan los años. Recuerden que en manos de ustedes estará algún día el destino, la felicidad y la grandeza de la Nación. Pienses desde ahora, desde chicos, en capacitarse; vayan ampliando los horizontes en esa posibilidad de hacer en bien de la Patria. Piensen que cualquiera sea el campo en que se actúa, desde el más modesto hasta el más encumbrado, debe trabajarse par hacer bien a la Patria, que es hacer bien a todos los argentinos. 





 Piensen que estas palabras han sido dichas quizá por un hombre
que no tiene otro mérito que el de haber vivido su vida observando la vida de los demás y que les puede decir en el día de los jóvenes, en el día que comienza la primavera del año, frente a ustedes, que viven la primavera de la vida, que hay una obligación a la que no se puede renunciar: la de servir al país, en cualquiera de los puestos que el destino coloque a cada uno de los argentinos. Los niños, estudiando en la escuela y capacitándose; los jóvenes, perfeccionando en otros estudios lo que obtuvieron en la escuela primaria; y los hombres, esforzándose por hacer lo que todos tenemos la obligación de hacer: trabajar para que nuestro pueblo sea cada día más feliz, mientras quema sus horas para hacer la grandeza de la Patria.
 



Que cada año, en este Día de la Juventud, niños, jóvenes, hombres y mujeres recuerden siempre estas palabras que les dice la experiencia: Vivan, sean felices, y siempre trabajen por consolidar y asegurar la felicidad de cada uno de ustedes, que será también trabajar y vivir para asegurar la felicidad de la Patria. Que en este Día de la Juventud, en este día de la primavera de la vida y del tiempo, cada uno de ustedes recuerde que la Patria es la primavera de todos los corazones de los hombres y de las mujeres bien nacidos. Que sean felices y muchas gracias.”

En un almuerzo realizado en Olivos, con motivo del Día de
la Juventud
21 de septiembre de 1949

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